de manera imprevista,
se enhebran sobre un hilo
proclive a nuestras ansias,
imágenes, diálogos,
diversos escenarios,
donde jugamos actos
ajenos a lo cierto.
Y aunque sea instantes
efímeros de dicha,
nos quedamos en ellos
como mudos partícipes,
detrás de una sonrisa
complaciente e ingenua.