viernes, 4 de febrero de 2011

Posible



Te aguardo ahí,
en un escalón de mi vida,
mientras acuno inviernos
sobre la piel insomne.

El tiempo fluye,
quizás lleve la noche
y los largos silencios
a lo del nunca más,
para hacerlos amnesia.

Entonces,
lloverían celestes
sobre los ojos tristes.
Los pájaros sin miedo
volverían a nidos
que dejaron otrora
y las caricias,
que parecian dormidas,
ya no seran capullo.

Han de caer
como pétalos tibios,
sobre nuestras esperas.