miércoles, 4 de agosto de 2010

Tratando de andar

Camino los senderos que he podido ver
con cierto espanto de otoños oxidados.
No supe con mis llaves conseguir,
franquear alguna puerta,
cuando arreció la lluvia
azotando jardines inesperadamente.
Me subleva, detesto,
la escoria que corre por mis venas,
de tanto desvestirme la confianza
delante de las garras.

Yo sé que entre tus brazos hay lugar
para mis esperanzas,
que tus ojos me entienden
y tu boca me aguarda.
Sé también, que mis manos
encienden en tu cuerpo
y me pueblas los sueños,
reconstruyendo ruinas
y desterrando abismos.

Por eso debe ser que me dispongo
tejiendo las hilachas que pudieron
no perderse en el viento,
a refundar las horas
con sus alas, sus fuentes
y el perfume a cipreses,
que supo conocernos
brevemente.

2 comentarios:

Nur dijo...

qué duro Nes...

Néstor Morris dijo...

gracias por hacerlo menos duro.