martes, 2 de octubre de 2007

Discúlpame


Discúlpame vida por los tantos errores cometidos
en el curso de este diario andar contigo.
Discúlpame digo, por las veces en que no fui valiente
para enfrentar lo absurdo o lo indecente,
por los silencios que me hicieron cómplice
de lo que mi alma a gritos rechazaba,
por las mentiras que excedieron el marco
de la piedad en la cual me excusaba.

Discúlpame vida por no encontrar la solución a tiempo
que algún hecho o circunstancia me exigía,
por no tener piedad en ocasiones y en otras
envolverme en venganza y rencores;
por haber perdido algún instante de belleza y ternura,
por aferrarme a otros desconociendo al tiempo,
por tanto protestar, tanto lamento,
por no aprender en su momento el escarmiento.

Discúlpame vida por perseguir las nubes
y querer alcanzarlas,
por soñar con estrellas e intentar atraparlas.
Discúlpame vida por algún viejo amigo que he olvidado,
que sin haber por qué, se quedó en el pasado.
por cerrar mis oídos seleccionando el eco
de las voces a un tono que concuerden conmigo;
por olvidar pensar para que había nacido,
por rehuir pensar cómo había vivido.

Y sin embargo vida, adeudándote tanto
no me siento tan malo.
Tu me robaste un hijo y es tan grande el espanto
que aún después de la sangre
me sigue ahogando el llanto.
Me cercenaste ansias, diluíste ilusiones;
has dejado que sueñe con los sueños mayores
y llegado el momento, te robaste las flores.

Y aún así yo confío.
Tu me debes y yo... yo te debo lo mio.
Pues, sigamos andando.
Somos inseparables compañeros de ruta
para este camino.

Hasta el próximo sueño,
hasta el próximo olvido.

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