viernes, 30 de julio de 2010

Laberintos y fantasmas



No voy a suicidar inútilmente
el pequeño destello de esperanza,
que aguarda silencioso un derrotero
para sembrar la brisa de su paso.

Son tantos los naufragios declarados,
que uno teme cegarse por completo
y apaga de antemano la sonrisa,
para no verse envuelto en otro llanto.

Asi, va postergando los posibles
retoños indefensos que se ofrecen,
sin ver que el agua pasa y ya no vuelve,
como pasa la luz de algún instante.

En tanto, se amontonan los te quiero,
se vuelven indefensos los suspiros,
y en un lugar, ajeno a lo que vemos,
aguarda una tibieza su alborada.

4 comentarios:

Bletisa dijo...

HOla Néstor. Hace tiempo que no pasaba por aquí. Vuelvo.

No hay que dejar pasar la vida sin mezclarse con ella. Si salimos embarrados pues nos limpiamos y a otra cosa mariposa.
Todo vale menos borrar la sonrisa eh.

Un placer volver a tus cosas.
Un beso.

Nur dijo...

sí, y todo comienza una vez más en cualquier otro universo...
y...
Sabes, leer a Onetti y a Bukowski, me producía incomprensión, pero no importaba porque mientras "miraba" aquellas palabras, a ratos inconexas para mí, me hacía su dueña, y en algún momento del día, sin saber de cual manera, se ordenaban.
Desde que miro tus palabras, tú ya no eres su dueño

Néstor Morris dijo...

Bleti qué alegría hallarte..! Yo también tenía algo abandonado al lápiz y por consiguiente algunos espacios tan cercanos...
Sabes que es un placer verte y ya me daré una vuelta por tus bletisadas.
Abrazo mujer.

Néstor Morris dijo...

Nur, entiendo más que perfectamente lo que dices y no sólo con la poesía me ha ocurrido eso...en cierta ocasión leí a un Nobel de economía -Simons- y ni jota...al tiempo volví al texto y encontré que era maravilloso.
En cuanto a la propiedad, una vez que viajaron al papel, las palabras son propias y ajenas a la vez y las mías están felices de que tu las acompañes o te apropies de ellas.
Un cálido abrazo.