Aún no dan las seis,
amanece lloviendo detrás del ventanal.
A estas horas,
con huellas de silencios ardiendo,
la lluvia no hace más
que regar las ausencias,
al golpear los cristales
con pertinaz empeño.
Mis ojos se acurrucan
en cierto punto abstracto,
como buscando el eco
de un latido inconcluso.
No estrechan las distancias
los pasos del recuerdo.
sábado, 18 de abril de 2009
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9 comentarios:
la lluvia no hace más
que regar las ausencias,
al golpear los cristales
con pertinaz empeño.
Néstor
muy bello y de una sutileza intimista. Siempre un placer visitarte.
Cariños
Gracias por acercar la sensibilidad de tu mirada a estos versos.
Eres siempre muy generosa, te lo agradezco profundamente.
Un abrazo.
néstor
es cierto que no acerca distancia el recordar...
y lalluvia es una artífice persistente en esto de traer evocaciones
bello tu peoma
cariños
La lluvia y tú, dos inagotables fuentes de poemas...
Gracias Mabel.
Un abrazo.
y díme, ¿qué son realmente las distancias?
Sigue escribiendo Néstor, sigue.
Pastora.
Concha
En verdad las distancias pueden medirse de maneras distintas y justamente las palabras, los versos pueden hacer de efectivos puentes para intentar acercar orillas opuestas.
Un cálido abrazo...;) aunque lo cálido debe estarte sobrando por estas épocas, verdad?
De nuevo recalo en este poema.
Hay algo en él que me subyuga.
Creo que es lo "de la lluvia en los cristales.
Buen dia en hoy 30 de julio tremendamente caluroso, ya , a las 8 de la mornig.
Concha
Tu paso por un sitio, siempre lo embellece....de tal modo que ...mil gracias Pastora.
Un beso.
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