sábado, 8 de enero de 2011

Casual

Quién puede invalidar
el milagro sin par
de alguna coincidencia
que -justamente-
sin causal conocido
intersecta dos almas
en un punto estelar
que nunca imaginaron?

Allí
Edén inesperado,
se atomizan los besos
hasta cubrirlo todo
y los pasos no saben
de límites ni espinas.

Después
la cotidianeidad del Universo
sus caminos, sus jaulas
el torpe calendario que lo rige
y la tenacidad de viejas sombras,
habrán de conseguir
generalmente
el triste cometido
de encapsular la luz
antes que brille.

Sin embargo
nadie puede borrar las coordenadas
ni las huellas silentes
ni el deslizarse tenue
de una lágrima
hacia los labios
mudos de sonrisas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Dios, qué forma de decir las cosas!
Es inevitable suspirar al leer tu alma.
Te quiero mucho mi poeta y eso nadie lo borra...
Un beso.
Beatriz.

Néstor Morris dijo...

Gracias Beatriz por acercarte a este poema y dejarme tu generoso parecer.
Un beso.

Qymera dijo...

y así, hemos de encontrar el camino que una vez andamos, y andarlo como se andan esos lares: como la primera y única vez

que rico volverte a leer

Néstor Morris dijo...

Qyмεяa
es un placer para mi volverte a encontrar.
Gracias.