viernes, 9 de noviembre de 2007

La vecindad

Los árboles en fila custodiando
la acera que -supongo-
añora su pasado sin asfalto.
Una anciana se queja
y barre inútilmente la vereda,
porque el viento y los seres se entretienen
en sembrar papelitos a su antojo.
El tránsito demuestra su mal genio,
casi nadie sonríe en el volante.
(han de llevar la mente en otro sitio
o están ejercitando un improperio)
No quiero comprender
porque se han olvidado del encuentro,
el par de torcacitas que sabían
de las migas que yo desmenuzaba,
promediando las diez, cada mañana.
Hace ya nueve años
cerraron un colegio (que no ha vuelto)
y escasos hechos son tan agraviantes
como dejar un aula con fantasmas.
Nunca se ponen placas
que adjudiquen un nombre a lo insensato.
Se han muerto varios don y varias doñas.
Hoy hay cierto mutismo entre la gente,
claro está, a menos que se trate
de darle por la espalda a quien lo ignore.
Así la vecindad sigue su curso,
embarrada de grises por momentos,
con un sol en las manos otras veces.

Mi pretérito andar sabe traerme
billetes en desuso
que sirven de recuerdo, solamente.

7 comentarios:

Yamilka Noa dijo...

Querido Néstor,

Mis respetos hacia tus letras.

Es gratificante leer los que escribes.

Saludos.

Yamilka Noa dijo...

perdón ...lo que escribes.

Saludos.

Néstor Morris dijo...

Gracias por tu alentador comentario Yamilka.

Un abrazo.

LVI dijo...

Hola Néstor...

Normalmente me rebusco demasiado al momento de comentar escritos. Pero esta vez seré sencilla, como la esencia de tu texto y para intentar, por enésima vez, abandonar tanto protocolo...

Me gusta!!

Otra cosa, tengo ganas de leerme todo tu blog y me va a tomar algo de tiempo, pero lo haré. Me gusta tu estilo...

Laura *redundando* :P

Néstor Morris dijo...

Gracias Laura por cederme esta parte de tu tiempo.
Aquí estamos.

BELMAR dijo...

versos absolutamente necesarios para nuestros tiempos...

Néstor Morris dijo...

Gracias Belmar por adentrarte en estas líneas y dejarme tu generoso decir.

Un cordial saludo.