tan diáfano y sereno,
que sería una pena no beberlo
a sorbitos de dicha
y si no fuera
que la dicha acompañe nuestros pasos,
procurar pues que sirva
como tibia caricia
que la vida nos deja en las esperas.
Es el de hoy un día tan bello
tan único
que pienso debería,
agradecer el don de estar despierto
con la capacidad de sorprenderme
intacta, a pesar de tantas sombras.